viernes, 18 de febrero de 2011

Para ti...

5pm, de cualquier día normal.

Bajo las escaleras y ahí estas tú, tan tranquila, llena de calma, tan paralela a la realidad, tan inocente, como si nada pasara en el mundo, con una sonrisa mientras te meces y diciéndome en voz alta: ¡Pero si tu estas aquí!


De ti aprendí que ser cómplices hace las amistades cada vez más fuertes, que las risas a escondidas le dan vida al alma, que el burlarnos de los demás es sólo una manera de alegrarnos el momento, que en realidad no nos importa ni medio lo que hagan.

Me encanta verte repetir una y otra vez todo lo que hubieses hecho si tan solo hubieras nacido en mi época. Solo escucharte me haces sentir que he tenido la mejor suerte del mundo y que puedo volar todo lo alto que me de la gana porque nunca nadie me cortará las alas.

Siempre has intentado adaptarte a mis locuras y aun así sé que nunca vas a poder verlas como “normales”, sé que por eso rezas todas las noches por mi hasta que llegue a casa y aun así soportas que me burle de ti.


Veo en ti mucho de lo que quiero para mi a tu edad, ser despreocupada, alegre, llorar por alegrías mucho más que por tristezas, saber que la vida es una sola y un “te quiero gitana” a destiempo nunca queda mal. Que las arrugas si adelgazas se notan más y que el cine continuado siempre será una buena opción para mentir.


Me enseñaste que el preocuparse por los demás te hace mejor persona y que siempre me tiene que dar igual si no recibo nada a cambio, que hacerse la ciega con los pequeños problemas te alarga la vida, que escuchar la televisión o la radio a todo volumen pone de los nervios a cualquiera, pero al final no le hace daño a nadie, que mentir por haberte comido un chocolate de alguien te puede salvar la vida y que se puede solucionar comprándole otro sin que se de cuenta, que ser humilde no te hace ni más ni menos y que lo más importante del mundo es nunca salir de casa sin carmín en la boca…

Me enseñaste que no es necesario ser mi madre para que me quieras como tal, ni ser tu hija para que te quiera como a mi madre.

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